
Aunque muchas personas identifican la Semana Santa con descanso y vacaciones, la tradición cristiana mantiene firme el carácter espiritual de cada día.
Según explica Catholic.net, el Sábado Santo es un día de oración, reflexión y silencio, en el que se acompaña simbólicamente a Jesús en su sepultura mientras se espera su resurrección.
Durante la noche de este día se celebra la Vigilia Pascual, considerada la celebración más importante del calendario litúrgico cristiano. De acuerdo con Catholic.net, esta celebración se divide en tres momentos esenciales, que culminan con la Liturgia Eucarística.
Primero, se lleva a cabo la celebración del fuego nuevo, donde el sacerdote enciende un fuego, apaga las luces del templo y prende el cirio pascual, que representa a Cristo resucitado. Sobre ese cirio se colocan el año y las letras griegas “Alfa” y “Omega”, que significan que Jesús es el principio y el fin de todo tiempo.
Luego, continúa la Liturgia de la Palabra, con varias lecturas que inician en la creación del mundo y culminan con el relato de la resurrección. Una de las más significativas es el relato del Éxodo, donde se recuerda cómo Dios salvó a los israelitas del ejército egipcio.
Finalmente, se realiza la Liturgia Bautismal. Según Catholic.net, en los primeros siglos del cristianismo era costumbre bautizar esa noche a quienes se prepararon durante la Cuaresma. Hoy en día, aunque no siempre se realizan bautismos, se bendice la pila bautismal y se renuevan las promesas bautismales, renunciando a Satanás y reafirmando la fe en Cristo.