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Reconocimiento a la Trayectoria Docente en Boca Chica: Un Acto de Justicia Pendiente

Por: Julio César Asencio Estévez
Docente y animador sociocultural

Es loable que, en el pasado, se haya reconocido el legado de figuras como Mercedes Vásquez (Chea), Samira Massih, Teófilo Rijo Severino, Albalina Acosta, Juan Taylor Ventura, Francisca Rogers, Aquiles Santana y Pedro Antonio Batista, honrando su memoria con la designación de centros educativos. De igual manera, aplaudimos la iniciativa de reconocer en vida a maestros como Mercedes Zapata, Martha Rosa Castillo, Hilda Gutiérrez y Formerio Rodríguez, nombrando nuevas escuelas en su honor.

Estos gestos no solo rinden tributo a su labor, sino que también inspiran a las nuevas generaciones de educadores y estudiantes.

Sin embargo, aún existe una deuda pendiente con muchos otros maestros de Boca Chica que, a pesar de su incansable entrega y su impacto significativo en la educación del municipio, no han recibido el merecido reconocimiento en vida. Nombres como los hermanos Hidalga y José Soriano, Ramón Celestino Zapata (Quiro) y Paulina Silverio (Sarah) resuenan en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de ser sus alumnos, pero su legado merece trascender el ámbito personal.

La Mezquindad Política Impide la Justicia para Nuestros Educadores

Es hora de hacer justicia con estos educadores. Resulta frustrante ver cómo la mezquindad política o la falta de voluntad de quienes tienen influencia en el municipio impiden que estos valiosos maestros sean reconocidos. La propuesta de designar escuelas o calles aún sin nombre con el de estas personalidades de la comunidad es una excelente manera de hacerlo. Imaginen una «Calle Hidalga Soriano» o la «Escuela Básica Ramón Celestino Zapata», donde las futuras generaciones puedan conocer la historia y el impacto de quienes los precedieron en las aulas. No es justo que el legado de tantos años de servicio se vea opacado por intereses que nada tienen que ver con el bienestar de la comunidad educativa.

Considero que es el momento de revisar y sustituir nombres genéricos o basados en figuras distantes como «Elvira de Mendoza», «Virgen de Altagracia» o «El Valiente» en nuestras instituciones educativas de Boca Chica. Esos nombres tienen su lugar en la historia o la tradición, pero no representan la rica trayectoria de maestros y maestras que han dedicado su vida a formar generaciones en nuestro propio municipio.

¿No sería más significativo para los estudiantes de hoy aprender en una escuela que lleva el nombre de un maestro o maestra que caminó por sus mismas calles y dedicó su vida a su gente?

Construyendo un Legado para las Futuras Generaciones

La idea no es solo cambiar un cartel; es construir un legado. Imagina el orgullo de un niño o una niña al estudiar en la «Escuela Hidalga y José Soriano», sabiendo que esos nombres corresponden a hermanos que dedicaron su vida a la educación en Boca Chica. O caminar por la «Calle Ramón Celestino Zapata», recordando a un hombre que formó a tantos ciudadanos. Un espacio público dedicado a su legado no solo serviría como un lugar de encuentro y esparcimiento, sino también como un recordatorio constante de la importancia de la educación y de quienes la hicieron posible.

El objetivo principal de estas iniciativas es asegurar que las futuras generaciones conozcan a los formadores de sus formadores. En la dinámica cíclica de la escuela, es fácil que la memoria de estos insignes personajes se desvanezca con el tiempo. Un reconocimiento en vida o a través de monumentos perdurables, como nombres de calles o escuelas, garantizará que su legado perdure y continúe inspirando a quienes transitan por los caminos del saber.

Como maestro, entiendo perfectamente tu sentir. Es un anhelo natural que aquellos que nos precedieron en esta noble labor sean valorados en vida o, al menos, que su memoria sea perpetuada de manera tangible.

Si reconocemos a quienes han dejado una huella profunda en nuestra sociedad local, no solo les rendimos el merecido tributo, sino que también sentamos un precedente para que futuras generaciones de educadores, si así lo merecen, también puedan aspirar a ese tipo de reconocimiento.

Es hora de que los líderes de Boca Chica dejen a un lado cualquier interés particular y actúen en beneficio de nuestra comunidad, honrando a quienes realmente han forjado el futuro de nuestros jóvenes.

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