
Para millones de argentinos, el papa Francisco, quien falleció este lunes a los 88 años, fue a la vez una fuente de controversia y un guía espiritual cuya notable vida trazó la turbulenta historia de su país, al que nunca regresó desde que se convirtió en pontífice.
Jorge Mario Bergoglio nunca viajó a Argentina como papa Francisco. Sí recorrió el mundo e incluso visitó a los vecinos Bolivia, Chile y Paraguay, pero nunca pisó su tierra natal tras su elección en marzo de 2013, para disgusto de sus compatriotas.
«Es una decisión política, no hay duda», dijo a la agencia AP Alejandra Renaldo, de 64 años, desde la primera iglesia de Francisco en el barrio de clase media de Flores, en Buenos Aires, a poco menos de media milla de su primera casa.
«¿Puedes creer que nunca fue a su propia tierra? Prefiero a Juan Pablo II, que fue a Polonia, su país, justo después de convertirse en papa. No tenía ideas políticas», agregó.
La razón por la que el papa Francisco nunca regresó a Argentina
Los observadores del Vaticano han descrito desde hace tiempo la decisión de Francisco de no visitar nunca su patria tras convertirse en pontífice como una aversión a la polarizante política de su país.
Las tensiones llegaron a su punto álgido cuando el actual presidente, Javier Milei, insultó a Francisco calificándolo de «asqueroso izquierdista» y «representante del maligno en la Tierra» antes de que asumiera el cargo en diciembre de 2023.
Parecieron reconciliarse durante una reunión en Roma el año pasado, pero cuando la policía argentina arremetió contra los jubilados que protestaban en Buenos Aires por mejores pensiones, Francisco rompió su habitual silencio para reprender a Milei por el impacto del programa de austeridad de su gobierno: «En vez de pagar justicia social, pagaron gas pimienta», dijo.
Francisco, “un padre” para el pueblo donde nació
En la catedral donde Francisco, entonces Jorge Mario Bergoglio, se convirtió en arzobispo en 1998, los fieles inclinaron la cabeza este lunes en oración silenciosa.
Algunos lloraban, otros dejaron flores y notas escritas a mano en los escalones y colocaron pegatinas del equipo de fútbol local favorito de Francisco, el San Lorenzo, en las columnas de piedra.
En Flores, donde Bergoglio nació de padre inmigrante italiano y madre de ascendencia italiana, los argentinos se reunieron en torno al confesionario de la iglesia donde, a los 16 años, el futuro papa dijo que había escuchado por primera vez la llamada al sacerdocio.
«Fue un padre para nosotros en Flores», dijo a AP Gabriela Lucero, de 66 años, al levantarse para la misa matutina en la Basílica de San José de Flores.
«Su filosofía principal era que esas puertas de la iglesia permanecieran abiertas para todos, inmigrantes, pobres, luchadores, todos».
Mientras que los detractores conservadores del primer papa latinoamericano criticaron su apoyo a la justicia social como una afinidad con los líderes de izquierda.
Sus críticos subrayaron sus cálidos encuentros con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, una figura populista de izquierdas y divisiva a cuyo desenfrenado gasto público muchos argentinos culpan del declive económico del país.
Así, compararon sus entusiastas encuentros entre ambos con un Francisco de rostro inusualmente severo que se reunió con el expresidente de centro-derecha Mauricio Macri durante 22 minutos en 2016.
«Como todos los argentinos, creo que fue un rebelde», dijo Catalina Favaro, de 23 años, que acudió a presentar sus respetos en la catedral del centro de la ciudad. «Podía ser contradictorio, pero eso también era lindo».
Los homenajes en su tierra natal para el papa Francisco
Kirchner rindió homenaje este lunes a su vínculo con el papa Francisco, diciendo que él era «el rostro de una iglesia más humana».
Macri calificó a Francisco de «político severo», pero sobre todo de «buen pastor» cuyo nombre merece «admiración y respeto».
Milei expresó sus condolencias haciendo un guiño a las tensiones que tuvo en el pasado con el papa.
«A pesar de diferencias que hoy parecen menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí», escribió en redes sociales.
Mientras se celebraba una gran misa al aire libre que se extendía fuera de la iglesia de la infancia de Francisco a última hora del lunes, la vicepresidenta de Milei, Victoria Villarruel, se abrió paso entre la multitud hacia su coche y la situación se volvió tensa.
Al reconocerla, muchos dejaron de cantar himnos y empezaron a insultarla. «Que se vaya de aquí», gritaba la multitud. «¡La cazaremos!».
Duelo en los barrios pobres argentinos
Con Milei declarando una semana de luto y bajando las banderas a media asta, hubo un fuerte sentimiento de dolor en toda Argentina, pero en ningún lugar fue más evidente que en los barrios pobres donde Francisco centró su labor como arzobispo.
Su legado todavía se puede ver en el grupo de sacerdotes que han seguido trabajando, viviendo y ayudando a los pobres en estos distritos abandonados durante mucho tiempo por los sucesivos gobiernos, donde la basura se derrama por las aceras y el hedor de las aguas residuales se extiende por las calles de tierra.
Los residentes de la Villa 21-24, un barrio del sur de Buenos Aires, se emocionaron al recordar las visitas periódicas de Francisco para compartir yerba mate, la bebida tradicional argentina.
«Era la persona más humilde de todo Buenos Aires. Nunca volveremos a ver un papa como él», dijo a AP Sara Benítez Fernández, de 57 años, devota de la congregación del barrio.
Se le derramaban las lágrimas al recordar cómo siempre tomaba el metro y caminaba, sin llegar nunca en coche. «No tengo palabras, me duele mucho, mucho», dijo.
El líder de la iglesia local, el reverendo Lorenzo de Vedia, dijo que la muerte de su íntimo amigo y mentor este lunes le dejó una oleada de dolor y un torbellino de otros sentimientos.
«Es un día de dolor, pero no perdemos el espíritu», dijo. «Seguimos adelante y cumplimos con su legado. Seguimos adelante con la misión que nos encomendó», concluyó.