El 30 de mayo de 2025, conmemoramos el 64 aniversario del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo Molina, presidente de la República Dominicana (1930-1961).
31 años de una dictadura sangrienta, de persecución política y de imposición de la personalidad y el culto al “jefe”, marcaron este periodo constitucional.
Sin embargo, llegó un punto que las atrocidades que cometía el gobierno de Trujillo, a través del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), y que, en algunos casos, encargaba al coronel Aves de tareas de aniquilación contra sus opositores, llegó a su fin.
Ese fin del régimen, no hubiese sido posible, sin la gallardía, coraje e ímpetu revolucionario que caracteriza a la juventud. Juan Tomás Díaz tenía 34 años, Salvador Estrella Sadhalá, Pedro Livio Cedeño, Antonio de la Maza y Amado García Guerrero, tenían edades similares, alrededor de la treintena.
Qué decir, de las hermanas Mirabal, que formaron parte del detonante del ajusticiamiento del dictador (Patria 36, Minerva 34 y María Teresa 26), y desde el Movimiento 1J4, impulsaron esfuerzos hacia la caída del régimen.
De forma tal, que la juventud ha jugado un papel histórico y protagónico en los eventos de la vida nacional que han marcado un antes y después en nuestra vida republicana.
Organizar y movilizarnos, con determinación y objetivos específicos es la tarea de todos nosotros los/as jóvenes.